Luanda - Los Planes de Acción para la Intensificación de la Alfabetización y Educación de Jóvenes y Adultos y la financiación nacional e internacional han estimulado y contribuido para la reducción de la tasa de analfabetismo en el país, actualmente en el 30 por ciento.
El Plan, denominado “EJA Angola 2019-2022”, pretende, entre otros objetivos, aumentar la tasa de alfabetización en adultos, del 76% actual de alfabetizados al 82%, en 2022, así como ampliar la red de socios y diversificar las fuentes de financiamiento para la alfabetización.
La tasa de analfabetismo en el país se estima en torno al 30% de la población angoleña, que se estima en 21 millones de habitantes según proyecciones del INE.
Desde el lanzamiento de la campaña nacional de alfabetización, instituida el 22 de noviembre de 1976, el país ha registrado un crecimiento que ha permitido a la población incrementar sus niveles de escolaridad y profesionalización, permitiendo reducir la tasa de analfabetismo estimada en 85 por ciento en 1975, hasta menos del 34 por ciento en 2014.
También en el ámbito de los esfuerzos del Gobierno y como resultado de la EJA Angola 2022, se crea el proyecto MOSAP II, que es financiado por el Banco Mundial (BM) y se desarrolla en las provincias de Huambo, Bie y Malanje, donde 95 ya se han gastado millones de dólares, y actualmente atiende a cerca de 135.000 familias que aprenden buenos hábitos de producción agrícola, en 4.100 escuelas de campo, distribuidas en 78 comunas de estas regiones del país.
Como parte del componente de escuelas de campo, cuyo objetivo es dotar a los campesinos de conocimientos técnicos para elevar los niveles productivos, las jornadas de alfabetización contaron con el apoyo metodológico de la ONG Ayuda al Desarrollo Pueblo a Pueblo (ADPP).
La creación de condiciones para que jóvenes y adultos con rezago escolar puedan culminar el 9º grado en sólo cinco años, plasma el Plan de Intensificación de la Alfabetización y Educación de Jóvenes y Adultos (EJA) 2019/2022, con el objetivo de masificar la acciones para combatir el analfabetismo y reducir el retraso escolar.
Con la implementación del plan se realizaron varias acciones, como la apertura de la campaña de ampliación de la red de socios alfabetizadores, la generalización del primer ciclo de educación para jóvenes y adultos en todos los municipios del país y el lanzamiento de la iniciativa “mi familia” sin analfabetismo”.
Hasta el año pasado, estas acciones permitieron que 419 mil 402 ciudadanos cursen el subsistema de educación de adultos en el curso 2020/2021, de los cuales 144 mil 429 en alfabetización, generando las condiciones para que jóvenes y adultos con rezago escolar culminen el 9º grado, en apenas cinco años, desde que entró en alfabetización.
A pesar de los avances, a la luz de las metas planteadas en el plan, los desafíos aún son enormes, teniendo en cuenta que cada año los niños quedan fuera del sistema educativo, lo que aumenta el número de personas con rezago escolar, para quienes Educación para Jóvenes y Adultos debe poder atenderlos.
Si bien se invierte en la creación de condiciones para garantizar la oferta educativa de los niños en edad regular, los datos disponibles indican que existe la necesidad de invertir en la educación de jóvenes y adultos, ya que representan una gran franja de la población económicamente activa.
Por otra parte, con financiamiento del Banco Mundial, a través del Proyecto Aprendizaje para Todos, se espera implementar acciones relacionadas con el empoderamiento de cerca de 250 mil jóvenes, niñas y niños que, por diversas razones, no culminaron la educación primaria y secundaria.
Los datos muestran que más de cuatro millones de angoleños mayores de 15 años no saben leer ni escribir.
La tasa de analfabetismo en el país podría disminuir si se logra reducir en un cuatro por ciento el número de personas que no saben leer, cumpliendo con los requisitos de la UNESCO y siendo considerado un país libre de analfabetismo.
Pero el año pasado, por la coyuntura del Covid-19, hubo un frenazo en el proceso de alfabetización en el país, debido a la condición de aislamiento social que obligaba a cumplir con los lineamientos de bioseguridad.
El Ministerio de Educación, ante esta situación, implementó un conjunto de medidas para mitigar los efectos de la interrupción de clases, creando y orientando ejercicios para los alumnos, incluso para los que se encuentran en escuelas de campo, distribuidos por cooperativas agropecuarias en algunas provincias.
Asimismo, implementó la iniciativa estratégica “Mi familia sin analfabetismo”, donde un familiar o miembro de la comunidad puede orientar a quienes no saben leer y escribir.
Por otra parte, la situación de atrasos en el pago de los subsidios a los alfabetizadores, obligó al Ministerio a cancelar algunos contratos, para evitar el crecimiento de la deuda, quedando únicamente trabajando con alfabetizadores voluntarios.
Por todo ello y también con el objetivo de fomentar la alfabetización en varios países, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) estableció el 8 de septiembre como Día Mundial de la Alfabetización.
