Luanda – La ministra de Estado para el Área Social, Carolina Cerqueira, destacó este miércoles, en Luanda, los efectos de la pandemia de la Covid-19 en los dominios económico, ecológico y social a nivel mundial.
Según la ministra, que hablaba en la apertura de la Mesa Redonda sobre la Participación de las Mujeres em los Procesos de Manutención de la Paz y Resolución de Conflictos, la crisis global de la Covid-19 aumentó la pobreza extrema y la contracción económica en ambientes frágiles y afectados por conflictos que podrán afectar entre 18 a 27 millones de personas.
La pandemia de la Covid-19, adelantó Carolina Cerqueira, aumentó los desafíos para la paz y la seguridad en contextos de gran carencia humanitaria, tornándose más visibles en el continente africano las ligaciones entre los conflictos y las fragilidades, con el crecimiento de la proliferación de grupos armados que afectan la estabilidad social.
Para la ministra, a pesar del contexto global, con el mundo sumergido en una catástrofe causada por el virus mortal de la Covid-19 con proporciones alarmantes, los gobiernos están empeñados en las iniciativas en aras de la paz, de la seguridad, de la democracia, de la acción humanitaria y voluntarias en defensa de los derechos humanos, en un contexto general de prevención de conflictos, estabilización, desarme e incremento del diálogo entre culturas y religiones.
“En estos procesos, las mujeres deben tener un papel cada vez más presente, activo y reconocido, pues la construcción de la paz y de la seguridad bajo una perspectiva del género aún es limitada, constituyendo así uno de los desafíos de los procesos de construcción, prevención y manutención de la paz el aumento de la participación femenina”, reforzó.
Carolina Cerqueira adelantó que durante décadas las mujeres estuvieron asociadas únicamente como víctimas de las guerras, teniendo en cuenta que eran y aún son marginalizadas en asuntos de política y procesos diplomáticos, siendo predominantemente objetos de violación de los Derechos Humanos y abusos sexuales, además de ser manipuladas como armas de guerra, aunque sean siempre las más propensas a rechazar la guerra, por ser conjuntamente con los niños las que más sufren las consecuencias negativas de los conflictos armados.